Las empresas de cruceros promedian la temporada con cierta
satisfacción. Pese al complejo escenario y los temores previos ante la demora
en la venta de cabinas, lograron a fuerza del ingenio y diversas promociones
llenar los barcos con argentinos este verano, a costa de resignar parte de sus
márgenes, según explicaron a El Cronista Costa Cruceros y MSC Cruceros, las dos
mayores empresas que operan en el Puerto de Buenos Aires.
El Puerto de Buenos Aires recibirá esta temporada, entre
octubre pasado y abril próximo, 98 recaladas de cruceros, un 12,6% más que las
87 del verano pasado, con un estimado de 350.000 pasajeros, cifra que superaría
en un 9% a los 321.000 previos, según datos de la terminal porteña.
La fuerte devaluación del peso y el encarecimiento de la
financiación por las altas tasas crearon un escenario complejo para este
negocio, cuyas tarifas cotizan en dólares y se comercializa, en su mayoría, en
cuotas. Además, las temporadas se planifican con dos años de anticipación, por
lo cual se dificulta prever los vaivenes del tipo de cambio y de la economía
argentina.
Hasta septiembre, las reservas estaban entre un 10% y 20%
por debajo de 2017. Pero octubre marcó un quiebre, gracias a la puesta en
prácticas de diversas estrategias para atraer la alicaída demanda.
“El desarrollo fue táctico, se seguía el humor de la
demanda, muy atada a la evolución del tipo de cambio. El mercado estaba muy
especulador después de la devaluación y se logró vender gracias a ofrecer
promociones a tiempo. En octubre, lanzamos una en pesos, con precios ajustados
más por inflación que por dólar y funcionó. También ofrecimos cuotas sin
interés, en momentos puntuales, y la demanda reaccionó. Se vendió muy bien en
el CyberMonday y superamos la expectativa previa”, comentó Maximiliano
González, director Comercial de Costa Cruceros.
“El alto costo de la financiación afectó muchísimo, la
demanda está acostumbrada a comprar en cuotas. Hubo que agudizar el ingenio,
nos fuimos moviendo de promoción en promoción para lograr una ocupación normal;
vamos a terminar con el 100% de ocupación, pero resignando margen para poder
vender. Octubre marcó el quiebre, ofrecimos 12 cuotas sin interés y ayudó
muchísimo a que las ventas repuntaran”, comentó Javier Massignani, director
ejecutivo de MSC. “No se pudo ajustar precios al ritmo del dólar, había que
encontrar un punto medio, entre el que la empresa necesita por sus costos en
dólares y lo que están dispuestos a pagar los pasajeros. Dimos más promociones
de valor agregado que rebajas de precios, como bebidas incluidas o crédito para
consumir abordo de regalo; en dólares la tarifa deben haber estado un 20% por
debajo”, aclaró Massignani. González coincidió: “Había que tener cintura,
estudiando la demanda todos los días, casi minuto a minuto, y resignar algo de
margen para garantizar ocupación”.
La preventa, hace un año atrás, había comenzado muy bien, lo
que aseguró una base de ocupación a las empresas. Pero cayó con la primera
devaluación en mayo; se recuperó algo en julio y parte de agosto, con cierta estabilidad
del dólar, para luego derrumbarse en agosto y septiembre, con el fuerte alza de
la divisa. A fuerza de promociones, las ventas lograron repuntar en octubre,
pero también pesó la creciente estabilidad del tipo de cambio a partir de
entonces, que llevó a los turistas a decidirse a contratar su viaje. También
fue importante el producto en sí: se trata de un all inclusive itinerante (sólo
no se incluyen las bebidas, pero pueden comprarse por adelantado), lo cual da
cierta tranquilidad a la demanda, más allá de lo que suceda con el dólar, al no
tener que desembolsar dinero extra. Según la fecha de salida y la promoción,
ocho noches desde Buenos Aires hasta Río de Janeiro, con escalas intermedias en
playas de Brasil y en Uruguay, cuesta de $ 40.000 a $ 43.000 por persona, base
doble, en la categoría más económica. Por ahora, ambas empresas cuentan con
disponibilidad para algunas salidas de febrero y marzo.
A los cruceros les impactó la pérdida de poder adquisitivo
de la clase media, que con cuotas sin interés podían acceder a los buques. Al
igual que en la Costa Atlántica, donde se nota una mayor demanda de hoteles y
propiedades caras que de los más económicos, en virtud de que la gente de mayor
poder adquisitivo no fue tan impactada por la crisis, en los cruceros se
registra un alza en ventas de viajes por el Caribe y Europa, si bien desde una
base menor, más caros que los itinerarios sudamericanos. Tanto MSC como Costa
dan cuenta de esa tendencia y aseguran que también vendieron muy bien su
crucero transatlántico, de 20 ó 21 días hasta Italia, cuando los buques
regresan a Europa tras el fin de temporada, y que cotizan de u$s 2000 a u$s
2500 por persona.
Fuente: El
Cronista Comercial
LIDE Argentina |
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