El gigante químico alemán BASF apuesta a una nueva receta
para las baterías de automóviles eléctricos que prolonga el tiempo entre cargas
y reduce la dependencia del níquel, en un intento por reducir costos y
aprovechar más el creciente mercado.
La iniciativa es parte de una serie de actividades en la
esfera de los materiales de cátodos, un componente importante de las celdas de
batería para el esperado cambio hacia los vehículos eléctricos (VE) como
consecuencia de la regulación para el aire limpio.
En este momento, BASF y otras empresas, incluida la belga
Umicore, líder del mercado, están incrementando el contenido de níquel para
permitir un mayor almacenamiento de energía y reemplazar al costoso cobalto,
que proviene en gran medida de minas en Congo, donde la explotación es
abundante.
Pero BASF también está trabajando en planes para reducir el
contenido de níquel en más de la mitad y aumentar la proporción de manganeso,
barato y abundante, dijo la compañía en respuesta a preguntas de Reuters.
“Además, su contenido de cobalto estará por debajo del 5 por
ciento, con un objetivo de producir estos materiales sin cobalto”, agregó.
Actualmente, el níquel representa aproximadamente el 60 por
ciento de los materiales de cátodos y las empresas como Umicore y BASF están
impulsándolo hasta un 80 por ciento en productos a lanzarse el próximo año.
Una presentación de BASF del año pasado, a la que Reuters
tuvo acceso, preveía un producto de materiales catódicos compuesto por solo 20
por ciento de níquel y 70 por ciento de manganeso en aproximadamente el 2021.
Dijo que reduciría los costos a poco más de 40 dólares por kWh de energía
almacenada, desde más de 50 dólares en la actualidad.
BASF fue menos específico en su última declaración a
Reuters: “El mercado estará listo para adoptar dichos materiales en algunos
años a partir de ahora”, dijo.
Fuente: Reuters
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