
Por Sergio Doval | CEO & Founder de Taquion
El agua ha sido siempre una presencia silenciosa, un telón de fondo que sostiene la vida sin exigir protagonismo. Sin embargo, en el nuevo tablero global, este recurso esencial está reclamando un rol central. Ya no es solo una necesidad básica, sino un activo codiciado, con una oferta limitada y una demanda en alza. Como una melodía que pasa de acompañamiento a solo principal, el agua se está convirtiendo en el “próximo bitcoin”: un recurso cuya disponibilidad menguante nos obliga a replantear nuestro modelo productivo, agrícola y hasta cultural.
En este contexto surgen preguntas estratégicas y éticas. ¿Cuánto vale el agua? ¿Estamos exportando soja o, en el fondo, exportando agua cuando el 90% de su composición es hídrica? ¿En qué momento un bien esencial pasó a ser un elemento premium, con un mercado propio que observa a los consumidores de forma segmentada?
Un recurso revalorizado: la aparición de nuevos mercados
Actualmente, el agua toma forma en mercados de alta demanda, como el de bebidas premium, productos orgánicos e incluso en la moda sostenible. Un caso interesante es el de las aguas embotelladas premium. Estas marcas no solo venden agua, sino un concepto de pureza y exclusividad que apela a consumidores dispuestos a pagar por algo esencial. Este fenómeno va más allá de la hidratación y se instala en el consumo aspiracional, transformando el agua en una experiencia. Según los estudios más recientes, este mercado sigue creciendo y abre paso a nuevas categorías de productos que combinan sostenibilidad y salud con lujo.
Los datos nos llevan a una reflexión más profunda
Un estudio reciente realizado por Taquion muestra que el 64% de los argentinos considera el acceso al agua un factor clave para decidir dónde vivir. Esto refleja cómo el agua impacta no solo en la calidad de vida, sino también en el desarrollo de las comunidades. En el ámbito de consumo, 65% de los consumidores globales han dejado de adquirir productos que requieren grandes cantidades de agua, una tendencia que también se percibe en Argentina y que destaca la necesidad de revalorizar el agua en la cadena productiva. Incluso en lo laboral, 1 de cada 2 personas preferiría trabajar en una empresa responsable con el uso del agua, un cambio de mentalidad que afecta las decisiones de negocio y marca el inicio de una era de consumo consciente.
El agua como bien de exportación: una cuestión estratégica
Entonces, surge la pregunta: ¿Qué exportamos realmente cuando exportamos soja, cuando el 90% de su peso es agua? ¿Estamos vendiendo alimentos o indirectamente exportando un recurso vital? Esto no es solo una cuestión técnica; es una pregunta que afecta las estrategias de negocio en el largo plazo. La Unión Europea ya ha tomado medidas, y a partir de 2028, exigirá a las empresas exportadoras prácticas responsables en el uso del agua. Esto plantea nuevos desafíos y oportunidades en la región, impulsando una revolución en la gestión y valorización de los recursos naturales.
Una sinfonía compartida: el futuro del agua y los negocios
En Taquion, nos interesa observar tendencias que no solo transformarán la economía, sino que redefinirán las relaciones de las personas. La sostenibilidad hídrica no es solo una meta ambiental; es una ventaja competitiva en el mercado y un compromiso a largo plazo. Aquellas empresas y países que comprendan esta dinámica podrán anticiparse a las nuevas exigencias y construir un liderazgo basado en responsabilidad y visión. Al igual que en una sinfonía, donde cada instrumento cumple su rol, la gestión del agua nos llama a todos —sector privado, público y sociedad— a interpretar esta pieza de forma armónica.
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