La gestión
empresarial con perspectiva ESG es un tema actual y frecuente entre
inversionistas, empresarios, emprendedores y autoridades en todo el mundo. En términos
generales, ESG es un proceso para gestionar riesgos relevantes de una empresa
en cuestiones ambientales, sociales y de gobierno corporativo, así como para
identificar oportunidades, en estos rubros.
Las empresas
enfrentan una nueva realidad. Los distintos grupos de interés (stakeholders)
exigen que las empresas contribuyan a la solución de problemas complejos como
el cambio climático, la diversidad y la inclusión, la equidad y la justicia
social, la protección de los derechos humanos, el combate a la corrupción y el
lavado de dinero, entre otros. Al mismo tiempo, se espera que identifiquen,
prioricen, atiendan, mitiguen y reporten los riesgos ESG que amenazan sus
resultados operativos y financieros. Esta necesidad fue acelerada por la
pandemia.
La gestión
con perspectiva ESG es una herramienta para hacer frente a esta nueva realidad
y su valor ha sido reconocido en distintos niveles. Por ejemplo, la ONU, a
través de la Agenda 2030, subraya la importancia de los criterios ESG para el
desarrollo sostenible y el crecimiento económico inclusivo. Por ello, muchas
empresas incorporan los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en su
estrategia y los utilizan para evaluar su desempeño, juntos con métricas
financieras y operativas tradicionales.
LA REVELACIÓN
ESG Y SU INCORPORACIÓN EN PROCESOS DE INVERSIÓN
Adicionalmente,
más de 3.000 inversionistas que representan más de 100 billones de dólares han
suscrito los Principios de Inversión Responsable (PRI) de la ONU. No hay duda
de que la participación del sector privado en el combate al cambio climático
fue central en los acuerdos a los que se llegaron en la COP26 de Glasgow.
No obstante,
la adopción de los criterios ESG no está generalizada y es un proceso en
marcha. La profundidad y velocidad de su adopción varía por geografía, sector,
industria y empresa. ESG dejó de ser una herramienta exclusiva de las
organizaciones “progresivas” o “ilustradas” y está en proceso de convertirse en
mainstream.
Existen
razones para explicar esta tendencia y su reciente aceleración. La primera es
la evolución en las expectativas de los grupos de interés: inversionistas,
empleados, proveedores, clientes, consumidores, organizaciones de la sociedad
civil, autoridades y comunidades. En el caso de los empleados, la responsabilidad
social de las empresas es un elemento que tiene mayor relevancia para la
atracción y retención de talento. Los consumidores ponen más atención al
impacto social y ambiental de los productos que compran, así como en el
comportamiento de las empresas que los fabrican.
El peso de
estos factores varía, pero en todos los casos muestra una tendencia al alza
alrededor del mundo. Por ello, aquellas empresas que no logren reclutar talento
adecuado o conectar con las demandas de sus consumidores, sufrirán un impacto.
La segunda
razón es la creciente exigencia de los proveedores de capital, quienes
requieren más y mejor información sobre los riesgos que afectan a las empresas
donde invierten, como parte de su proceso de toma de decisiones. Los
inversionistas institucionales (fondos de pensiones y fondos de inversión), así
como los principales gestores de activos a nivel global (BlackRock, Vanguard,
Fidelity) fijan criterios y exigen mayor participación de los consejos de
administración y los directivos de empresas en la gestión de riesgos ESG.
Por ejemplo,
el cambio climático representa un riesgo sistémico, pero también uno individual
para las empresas, pues puede impactar la disponibilidad y el costo de materias
primas, la capacidad productiva y logística, la seguridad y la salud de su
personal. Por ello, los inversionistas y bancos requieren saber cómo es que las
empresas identifican, priorizan, gestionan y mitigan tales riesgos. Aquellas
que no cumplan con los estándares esperados tendrán mayores costos de financiamiento.
Se espera
que para 2025 una tercera parte del total de activos bajo gestión, a nivel
global, se encuentren invertidos en proyectos sustentables y de impacto social,
de acuerdo con un reporte de este año de Bloomberg Intelligence. Por otra
parte, los inversionistas al menudeo (personas físicas que invierten en la
bolsa) manifiestan un creciente interés por este tipo de instrumentos
financieros.
La tercera
razón, y quizás la más relevante, es que la gestión empresarial con perspectiva
ESG es buen negocio. Según diversas fuentes (Morgan Stanley, Fidelity,
S&P), las empresas con mejor calificación ESG mostraron menor impacto y
mayor resiliencia durante la pandemia. Los precios de sus acciones fueron menos
volátiles y sus negocios tuvieron ciclos de recuperación más rápidos.
Este
resultado no debería sorprendernos ya que las altas calificaciones ESG están
correlacionadas con la calidad del equipo directivo. Además, si ESG es un
proceso para gestionar riesgos, es razonable anticipar que un proceso sólido
prepara mejor a la empresa para enfrentar una crisis.
IMPORTANCIA
DE LA REVELACIÓN ESG Y SU INCORPORACIÓN EN PROCESOS DE INVERSIÓN
Por estos
motivos, la gestión con perspectiva ESG es una tendencia global irreversible,
cuando menos en el mediano plazo. Esta puede acelerarse y profundizarse con
políticas públicas y cambios en ley. Sin embargo, las fuerzas del mercado están
alineadas de tal forma que el cambio se dará a pesar de un impulso limitado por
parte de las autoridades.
Por ello,
parafraseando el antiguo proverbio que se refiere al mejor momento para plantar
un árbol, podemos decir que “el mejor momento para adoptar una perspectiva ESG
(en tu negocio o en tu estrategia de inversión) fue hace cinco años; el segundo
mejor momento es ahora”.
Autor: Pablo Jiménez Zorrilla
Fuente: Expansión
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