
*Por Rodolfo de Felipe | Presidente de LIDE Argentina
La economía internacional, en palabras del expresidente del Nuevo Banco de Desarrollo Marcos Troyjo, se encuentra a las puertas de una etapa de “trumpbulencia”. El pasado 20 de enero, Donald Trump asumió para un nuevo mandato como presidente de los Estados Unidos.
Un Trump diferente, en un contexto de opulencia
Este “Trump 2.0” llega a liderar un país que, lejos de la decadencia económica que muchos diagnostican y pronostican, está en un momento de consolidación económica sin precedentes. Algunos datos al respecto:
● En 2008, tras la crisis de Lehman Brothers, la renta per cápita en Estados Unidos era casi equivalente a la de la zona Euro. Hoy, Estados Unidos la duplica.
● En 2016, el Reino Unido decidió abandonar la Unión Europea (Brexit) en busca de mayor independencia económica. Sin embargo, si todo el Reino Unido fuera un estado norteamericano, ocuparía apenas el lugar n.°51 en términos de PIB, superado incluso por Misisipi, el estado más pobre de EE.UU.
● Tres empresas estadounidenses (Nvidia, Apple y Microsoft) lograron, individualmente, un valor de mercado superior al total de la Bolsa de Frankfurt, la principal de Alemania y una de las más importantes del mundo.
Este contexto demuestra la resiliencia y el liderazgo económico de Estados Unidos. Como señaló Troyjo, el país está también en una etapa de “opulencia”.
La relación con China y las implicancias para Argentina
La relación de Estados Unidos con China marcará el ritmo de la política internacional en los próximos años. Aunque hasta 2018/19 ambos países crecían a un ritmo similar, los últimos cinco años han consolidado a Estados Unidos como la economía más dinámica. Según el Fondo Monetario Internacional, el PIB de Estados Unidos alcanzará los 29 billones de dólares, muy por encima del de China.
Trump 2.0, con una mayoría en el Congreso y un gabinete más preparado, implementará medidas proteccionistas para limitar las exportaciones chinas y equilibrar el comercio bilateral. Esto abre una oportunidad para países exportadores de alimentos, como Argentina y Brasil, que podrían ampliar su presencia en el mercado chino con productos como carne, soja, trigo y maíz.
Una geometría global en transformación
La postura más “transaccional” de Trump también redibujará las alianzas internacionales. La Unión Europea podría acercarse a China, mientras que América Latina enfrentará nuevos desafíos. Marco Rubio, el primer Secretario de Estado de origen latinoamericano, priorizará una política crítica hacia regímenes de izquierda en la región. Esto limitará el diálogo con Brasil, liderado por Lula da Silva, y abrirá la ventana para fortalecer los lazos con Argentina.
Consecuencias para Argentina
El regreso de Trump al poder, sin dudas, será beneficioso para nuestro país. Una relación tensa entre Estados Unidos y China representa una oportunidad para consolidar a Argentina como proveedor clave de alimentos en el mercado asiático. Además, una política exterior estadounidense menos alineada con Brasil nos posicionará como un interlocutor privilegiado en la región. A lo que debe sumarse la estrecha relación con nuestro presidente, Javier Milei.
Sin embargo, también existen riesgos. El enfoque proteccionista de Trump (época de «populencia») podría generar barreras para las exportaciones argentinas hacia Estados Unidos, mientras que una Unión Europea más cercana a China podría reducir las oportunidades comerciales en ese bloque.
En definitiva, el Trump 2.0 llega con un país más fuerte y un plan de acción claro. Argentina tiene una oportunidad única para aprovechar esta nueva dinámica global, siempre que pueda navegar con prudencia las complejidades de este escenario internacional.
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